viernes, 13 de noviembre de 2009

las "tareas" del hogar


Una de las "desventajas" de vivir aquí en Houston es el hecho que la ayuda doméstica es carísima, así que cada quien hace sus propias cosas. La verdad, viniendo de una casa donde todo el tiempo hemos tenido empleada doméstica, las "tareas" del hogar realmente se vuelven "tareas" o "deberes" y quizá hasta "obligaciones".

No me molesta aspirar, lavar platos, ni mucho menos me molesta cocinar. Ahora, pónganme a planchar o a limpiar el inodoro y empieza la resistencia, empieza la rebeldía contra la ropa, contra el sistema, contra los productos de limpieza, contra el día, contra mi misma. Me justifico diciéndome que tengo que estudiar, que debería poner prioridades, que perfectamente podría salir a caminar, disfrutar de la mañana, o de la tarde, o de la noche.. salir con Seba, o leer un buen libro en vez de estar "afanada" planchando, pero al mismo tiempo veo una montaña de ropa acumulándose y creciendo ante mis ojos. Es como el mar, al que siempre hay que tenerle respeto. De repente me junto con una cantidad de ropa que me inundan como un tsunami de ropa arrugada que no puedo contener.

Planchar siempre me ha parecido una tortura, de alguna manera. Quizá sea por el peligro de la plancha caliente, la lentitud con que se hace, la monotonía, y la montaña de ropa que nunca termina. No encuentro un "momento adecuado" para hacerlo, no encuentro ni un minuto en el día donde diga: "hey, tengo tiempo, por qué no me pongo a planchar?" La única forma que he logrado planchar periódicamente es ponerlo como "agenda" del día y tomarlo como un quehacer más en la lista. Igual, me parece como un castigo, como si después de un día agotado y cansado me dijeran: "bueno Anabea, este es tu castigo por no esforzarte lo suficiente, ahora a PLANCHAR!"

En verdad creo que a Dante se le olvidó poner entre sus círculos uno dedicado exclusivamente a la tediosa tarea de planchar. La CIA debería utilizarlo como método interrogatorio, ya puedo imaginarlo: "Con que no se acuerda del nombre de esta persona eh?, qué tal unas 100 piezas más para planchar?"

Lo increíble, es que cuando he comentado mi "resistencia" a la plancha, mis amigos me han dicho que no es "tan" terrible. De hecho, tengo dos amigas que les encanta planchar!
Yo no podía creer lo que escuchaba. Me recomendaban planchar viendo tele"así no te das cuenta que estás planchando". Lo intenté insatisfactoriamente. Me quedé muchas veces perdida sin saber lo que ocurría en la tele, y con camisas a medio planchar, por intentar enfocarme en lo que estaba pasando.

Otra sugerencia que me dieron fue pagar. Llevar toda la ropa a la lavandería y que la planchen allí. Lo hice una vez y fue fantástico! Llevé 16 piezas a la lavandería y pedí que "sólo las plancharan". Dos días después, la ropa estaba lista, mágicamente colgadas y planchadas. Pensé que no podía ser mejor hasta que vi los resultados, desgraciadamente no me gustó cómo la dejaron. En Guatemala, definitivamente se plancha mejor en las lavanderías! Tampoco me gustó el precio...aunque a veces pienso, si aborresco tanto planchar, valdrá pagar los $15-20 semanales? Muchas veces me respondo que sí, otras veces me agarra la tacañería (o el sentido común, dirían otros) y digo, yo puedo hacerlo perfectamente, y el costo de oportunidad pasa por mi mente, pienso que con esos $15 perfectamentr podría comprarme algo y me resisto a pagar! Pero pasan las semanas y el tsunami de ropa se acerca cada vez más...

Quizá debería planchar una prenda al día... fijarme "objetivos cortos", no ver la montaña, ver unas cuantas piezas y enfocarme en ellas hasta acostumbrarme a la tediosa tarea y absorberla como parte de los quehaceres diarios. Por el momento estoy con la espalda al mar. Cierro la puerta con la montaña de ropa y desaparece "mágicamente" ante mis ojos, y es muy fácil olvidarme de ella.

Por eso doy gracias por tantas personas que se dedican a planchar. Tantas señoras en Guatemala o en otros países, que dedican horas de trabajo, de espaldas molidas, de dedos quemados a la aburrida tarea. Mis respetos para ellas, y para todas las demás personas que planchan con gusto. Aplausos y reverencias desde aquí, mándenme sus trucos!