martes, 28 de diciembre de 2010

Navidad a la distancia

Desde que salí de Guatemala he pasado sólo una vez la navidad allá, en el 2007. Pasamos la navidad del 2006 en Chile, la del 2008 en Houston, la del 2009 en Austria y este año de nuevo en Houston.
A pesar de vivir aquí ya 4 años, es increíble cómo ambos (Sebas y yo) extrañamos las navidades en nuestros países.

A mi mente llegaban los olores del ponche de fruta y los tamales, mezclándose con las "clásicas" empanadas de piña (tradición familiar) y los pasteles de fruta confitada. A la mente de Sebas llegaban los villancicos, la cola de mono, y la "sensación" de navidad en el verano Chileno. Ninguno de los dos vivimos lo que aquí tanto "promocionan" que es el "Santa Claus", o el "Papá Noel" o el "Viejito Pascuero". Ambos recordábamos cenas familiares, olores y sabores.

En días festivos como éstos es cuando más nos gustaría "teletransportarnos" a nuestros países para estar con todos. Aunque puedo hacer ponche de fruta y conseguir tamales Guatemaltecos por aquí, a la larga lo que ambos añoramos son las memorias que vienen acompañando los olores y los sonidos. El calor familiar, las sonrisas, los abrazos de los amigos y familia (que en Guatemala están acompañados de cohetes y fuegos artificiales), son las cosas que más se extrañan.

Sin embargo, ha sido una bendición tener amigos cercanos y familia de visita para completar las fiestas. Estuvimos hasta noche conversando y riéndonos de distintas cosas. A las 9 llamamos a Chile, a las 12 a Guate, y por unos instantes (y gracias a la tecnología) pudimos sentir que estábamos allí con todos.

Es extraño pasar la Navidad a distancia, me imagino que ha de ser difícil pasarla en un país donde no se celebra, o en algún lugar sin poder comunicarse con los seres queridos (como era antes). Nosotros tenemos una gran ventaja: estamos rodeados de gente buena que nos quiere y con la que podemos compartir momentos como éstos. Aunque las tradiciones no sean las mismas, ni las comidas, ni los sonidos, es reconfortante darnos cuenta que a la larga el cariño es lo que más nos une y lo que recordaremos algún día cuando ya no vivamos aquí. Mientras tanto, las fotos y las nuevas memorias: los futuros recuerdos que siguen escribiendo la vida diaria.

Feliz Navidad a todos!

lunes, 4 de octubre de 2010

Big Bend National Park: "La Ventana" (Día #2 P.2)

La carpa estaba armada y el almuerzo listo: ravioles con salsa de tomate, ensalada de maíz (en lata), fruta y jugo de uva blanca. El sol pegaba fuerte, pero el hambre y la ilusión de estar allí nos permitió olvidarnos de ello, pues comimos con gusto y sin mayor incomodidad (excepto por unas cuantas hormigas que rápidamente se percataron de nuestra presencia y comida).

Al terminar de comer, guardamos algunas cosas en el contenedor (a prueba de osos) apropiado para almacenar alimentos. El resto se quedó dentro del auto. Los guardaparques pasaban revisando que no hubiera comida afuera de los contenedores, impartiendo multas a quienes dejaran una hielera o algo llamativo. Realmente nos asombró cómo cuidaban del parque y los alrededores.

Empezamos a ver los mapas e iniciar el primer reocrrido. Nos recomendaron ir a "la ventana" a 4km de distancia, con un recorrido liviano para principiantes. Igual nosotros íbamos preparados: mochilas con agua, gorros, comida, cámara, GPS, trípode, binoculares, nada podía detenernos y sin más esperar emprendimos camino.

Detrás de nosotros iba una familia con dos niñas de entre 5 y 7 años, por lo que corroboramos que el recorrido efectivamente no iba a ser tan difícil. Avanzábamos acia abajo admirándonos nuevamente del paisaje. El contraste de las montañas, de la cuenca, la vegetación desértica, incluso de los insectos que murmuraban alrededor. Una armonía perfecta de colores y texturas a distintas profundidades y distancias.

Ibamos siguiendo el recorrido de un arroyo, que tímidamente corría al lado nuestro. Podíamos ver su recorrido en algunas partes, y cómo en época de lluvia las aguas inundaban el lugar.

Cuando estábamos más cerca, podíamos escuchar otras conversaciones, de gente delante de nosotros, y eso nos indicaba que ya estábamos por llegar, aunque la acústica del lugar era fascinante, y podíamos escuchar sonidos a largas distancias.

Varias bajadas y subidas, y caminos en curva nos llevaron por fin a la ventana, pero al llegar no pudimos más que sorprendernos de su belleza. Increíble que la erosión provoque algo tan hermoso. La llamada "ventana" es una parte dentro de la cuenca, donde desemboca el arroyo que íbamos siguiendo hacia una enorme caída. Ésto ha provocado una vista en forma de ventana, como si la naturaleza misma hiciera un marco de su paisaje, para que lo apreciemos naturalmente.

El vértigo no me permitió acercarme mucho, pero no fue necesario estar tan cerca para apreciar la belleza del lugar. Hicimos una pausa para ver con los binoculares el paisaje alrededor, que era sobrecogedor. A lo lejos volaba un águila o un halcón permitiéndose el lujo de ver ese paisaje todos los días.

Aprovechamos para hacer una pausa y tomar agua antes de volver. Dimos un último vistazo a la ventana y emprendimos el camino de regreso. Cuando llegamos a la mitad, vimos un rótulo que decía "hacia oak springs" y decidimos cambiar de rumbo y hacer el recorrido hacia allá. Sabíamos que podría ser más largo y más difícil, pero el tiempo estaba a nuestro favor, no eran ni siquiera las 4pm.

Emprendimos el rumbo, y veíamos a lo lejos varias montañas adelante que parecían estar bastante cerca. Una vez más comprobamos que las distancias no son las que parecen.

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jueves, 23 de septiembre de 2010

Big Bend National Park: “LLegando al Parque” (Día #2 P.1)

A la mañana siguiente, Sebas se despertó temprano, yo habría seguido durmiendo, pues la habitación aún estaba oscura. Luego de vencer el sueño y ducharnos, nos fuimos a desayunar. El hotel ofrecía una variedad de opciones para desayunar en modalidad de autoservicio. Había de todo, desde huevos revueltos, cereal, bagles, fruta hasta waffles, que no pude desaprovechar la oportunidad de comer. Al terminar el completo desayuno con la respectiva tacita de café y jugo de naranja, hicimos el "check out" del Hotel (el mismo chico desvelado nos atendió de nuevo) y partimos hacia Marathon. Eran las 8:00am y esperábamos estar en el parque a las 10:30.


En el camino, nos asombramos del paisaje, que al anochecer no pudimos observar bien. Una mezcla extraña entre montañas lejanas y desierto. Podíamos ver cómo hasta hace medio siglo efectivamente fue un área de crianza de ganado, pues la erosión era evidente. Me imaginaba esos paisajes que tantas veces han emulado en las películas de vaqueros con extensiones gigantescas de terreno hasta donde se pierde la vista y donde hasta hace poco el ganado seguramente era la fuente más importante de ingresos en la región. Ahora, las enormes praderas daban vida a otro tipo de paisaje, uno más desértico, pero no menos hermoso.


De repente, Sebas me mostró unos postes al lado del camino que le llamaron mucho la atención; de hecho, detuvimos el auto para poder observarlos mejor, pues no salía de su asombro. Aparentemente eran postes de telégrafo de los años 1800’s que permanecían a la orilla del camino como un tributo a la tecnología antigua. Lo increíble fue ver a pocos metros después una planta procesadora de gas natural, como si quisieran mostrarnos cuánto hemos avanzado desde entonces.


El camino hacia Marathon se hacía corto y podíamos ver ya las montañas del parque. Marathon es efectivamente un pueblo bastante pequeño que hace lo que puede con los recursos que tiene. Parece un oasis en medio del desierto, pues todo a su alrededor es seco y árido. Aprovechamos para llenar el tanque de gasolina y nos encaminamos al Parque.


Nos encontramos con el control fronterizo al que es obligatorio pasar a la vuelta. La idea de llevar los pasaportes se hacía concreta, pues sabíamos que nos los iban a pedir a la vuelta. Pasando el control fronterizo nos dimos cuenta que el camino se hacía más corto aún y en menos de una hora llegábamos a la entrada, no sin antes tomarnos la foto respectiva frente al rótulo de "Big Bend National Park".


Luego de avanzar unos cuantos kilómetros, llegamos a donde se pagaba la entrada y una guardaparques nos daba la bienvenida. Nos sugería acampar en la cuenca de los Chisos, que era el área más cerca y donde la mayoría de los visitantes que llegan por primera vez al parque alojaban. Pagamos los $20 respectivos que nos permitían estar por siete días y emprendimos camino.


La belleza del parque es algo indescriptible. Estar rodeados de tanta naturaleza es sobrecogedor. Nosotros, no podíamos dejar de ver alrededor mientras nos asombrábamos de tanta variedad. Una mezcla entre desierto y vegetación adaptada a ese clima, con el cielo despejado y los cerros de la cuenca hacia el fondo. A lo largo del camino habían carteleras que explicaban la vegetación y un poco de la historia para todo aquel que quisiera detenerse y mirar. Nosotros, por supuesto lo hicimos inmediatamente. Al bajarnos, nos recibió el viento acompañado de un silencio acogedor que nos llenaba de tranquilidad. Podíamos escuchar algunos grillos o saltamontes que se confundían a lo lejos. El paisaje era más solemne todavía, y sin darnos cuenta, estábamos murmurando, como cuando alguien entra a un lugar sagrado y debe bajar la voz como señal de respeto.


Estuvimos allí un buen tiempo, admirándonos de la naturaleza, de los millones de años de evolución y de cómo el paso del tiempo se palpa en lugares así. La cartelera nos indicaba que 100 millones de años atrás (en el período Cretácico), lo que ahora es el parque antes fue un gran humedal, con otro tipo de naturaleza y vegetación. Una vitrina protegida nos mostraba una réplica de un enorme fósil de apariencia reptil encontrado en el área.

Abstraídos y absorbidos por el paisaje del inicio nos percatamos que era tarde. Todavía hacía falta avanzar 30 kilómetros más hasta llegar a la cuenca, buscar un lugar dónde acampar (de haberlo) y establecernos, para poder iniciar "en sí" la aventura.


Al acercarnos a la cuenca nos abrazaba una montaña rocosa y gigantesca, en donde cambiaba el clima por completo. De hecho, como si quisieran demostrárnoslo un gran venado de cola blanca pastaba tranquilamente, mientras un correcaminos corría apurado hacia el otro lado.


La cuenca estaba llena de carpas y casas rodantes que acampaban como nosotros. Empezaría la nueva aventura de escoger (o más bien encontrar) un lugar dónde pasar la noche. De no encontrarlo, tendríamos que acampar en el desierto lejos de todo, o buscar alojamiento en el Hostal o cabañas de la Cuenca, perdiéndonos la oportunidad de dormir al lado de las majestuosas montañas pero con mayor comodidad (y a mayor precio).


Manejábamos por los sitios para acampar y esperábamos poder encontrar un espacio para nosotros, aunque rodeados de tanta naturaleza y de tantos colores quizá el lugar iba a ser lo de menos. Por fin llegamos al área donde no eran permitidos los generadores (lugar preferido para ver mejor las estrellas y estar más tranquilos por la noche). Quedaban sólo dos lugares, y escogimos el que vimos mejor, aunque lamentamos no tener una mesita con techo (como los demás campistas) que seguro nos iba a ser necesario al momento de comer (sobretodo en clima desértico). Luego de las decisiones respectivas nos quedamos allí, en el número 57 que durante dos noches iba a ser nuestra casa temporal.


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domingo, 12 de septiembre de 2010

Big Bend National Park: "El Plan" (Día #1)

Podría decirse que nos motivamos hace un mes, cuando fuimos a una reunion con gente del Armand Bayou Nature Center y mostraron fotos del lugar. Sabíamos que era un parque al que realmente queríamos ir, pero por alguna razón siempre postergábamos el viaje.

El domingo conversábamos de lo interesante que sería conocerlo, y hablábamos de cómo sería la aventura de viajar hasta allá. De repente nos decidimos: partiríamos el viernes.

Normalmente habríamos planeado este viaje con más antelación, haciendo un estudio preliminar de las áreas a visitar el lugar para acampar, incluso, investigando un poco sobre su historia y geología, pero no daba tiempo para tanto, así que trazamos un pequeño plan que intentaríamos cumplir fielmente:

- Salir de Houston el viernes por la tarde a las 12:30 pm.

- Llegar a Fort Stockton a las 10:00 pm.

- Dormir en Fort Stockton en un Hotel cercano.

- Partir después de desayuno al parque.

- Acampar en el parque el día sábado y domingo (o de no haber lugar, alojar en las cabañas dentro del parque).

- Partir hacia Houston lunes, después de desayuno.

- Llegar a Houston a las 7:00 pm, luego de 11 horas de manejo.

- Pasarla super bien y disfrutar del lugar.

El plan estaba trazado, faltaban los detalles como pedir permiso en el trabajo, hacer una lista de pendientes incluyendo implementos para acampar o caminar que nos hicieran falta; resersvar en el Hotel en Fort Stockton y revisar la condición del auto.

En tres días tendríamos que empacar y verificar que no nos hiciera falta nada. Los días pasaban volando y a como podíamos íbamos llenando los últimos detalles. La idea era dejar todo listo el día jueves, para poder salir el viernes lo antes posible, y llegar a Fort Stockton sin problemas. Por ser un fin de semana largo, esperábamos retrasos y colas, así que el jueves nos dormimos de madrugada empacando y verificando varias veces que lleváramos todo, incluyendo pasaporte. Com el parque está aledaño a México, a la salida del parque hay un control fronterizo, donde hay que mostrar el pasaporte y cualquier otro documento que pidan los oficiales para demostrar estancia legal en los Estados Unidos.

El viernes llegó super rápido y el viaje empezaría pronto. Entre almorzar, empacar las últimas cosas y meter todo al auto se nos fueron 2 horas y salimos finalmente a las 2:15 pm. Esperábamos estar en Fort Stockton 8 o 9 horas después. Jill (nuestra voz del GPS) nos iba indicando por dónde irnos, y "Google Maps" nos desviaba hacia una autopista pagada, pues en las demás se esperaba tráfico pesado, así que les hicimos caso.

Con tanta tecnología era casi imposible perdernos (o eso creíamos). Justo llegando a San Antonio la voz y la pantalla de “Jill” se apagaba, dejándonos a “ciegas” a medio camino. Sabíamos que teníamos que tomoar la autopista I-10, pero luego de eso no sabíamos nada más. Nos sentimos demasiado dependientes del GPS. En otras ocasiones habríamos ido con mapa y de antemano sabríamos qué salida tomar. Ahora, dependíamos de Jill para que nos indicara el camino y gracias a su ausencia nos vimos obligados a detenernos en un estacionamiento para tartar de revivirla . Lo intentamos varias veces hasta que por fin encendió la pantalla y nos indicaba la ruta a seguir.

El nuevo camino nos llevó a atravesar San Antonio, encontrándonos con el tráfico de salida a las 6pm. No tuvimos otra opción más que resignarnos y esperar. Este pequeño desvío nos costó una hora. Lo bueno fue que al salir de San Antonio y llegar a Kerrville nos dimos cuenta que la velocidad máxima aumentaba a 80millas por hora (130km/h) mientras durase el día, es decir en dos horas más. Aprovechamos la oportunidad para "correr" legalmente y no llegar tan atrasados a Fort Stockton.

El sol se ponía frente a nosotros, mientras lo observábamos esconderse y nos despedíamos de la alta velocidad disminuyendo ahora a 65 millas por hora (105 km/h). Jill nos indicaba que llegaríamos a Fort Stockton a las 11:15pm y el tiempo parecía estirarse. Ambos estábamos cansados y queríamos llegar pronto. De repente un vistazo al cielo nos llenó de emoción. Las estrellas brillaban como nunca. El cielo despejado y la falta de contaminación lumnínica dejaban ver estrellas que normalmente se esconden y la Vía Láctea que pocas veces hemos visto desde que estamos aquí. Pensamos por unos instantes detenernos en una zona de descanso para sacar los binoculares de alto alcance y observar ese cielo impresionante. Sin embargo, decidimos avanzar hacia el Hotel, con la esperanza de ver el cielo así de despejado al día siguiente en el parque.

Dos horas más tarde llegábamos a Fort Stockton y entrábamos al Hotel. Nos recibía un chico desvelado desde el mostrador, y nos invitaba a nuestra pieza. Al entrar nos encontramos con un cuarto espacioso, con el baño nítido y una cama firme que nos daba la bienvenida con los brazos abiertos y nosotros caímos rendidos ante tal panorama, quedando a merced de Morfeo hasta la madrugada siguiente, donde realmente empezaría la aventura.

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domingo, 8 de agosto de 2010

Manejando por Texas


Raras veces hemos hecho ésto, pero ahora nos ha gustado tomar el auto y salir a recorrer por Texas. Hace dos semanas decidimos tomar el GPS y recorrer casi sin rumbo fijo hacia el nor-este.

Al avanzar un poco más de 170km al nor-este y el paisaje cambia por completo. Pasamos de un área urbana a un área rural llena de árboles y bosque. Llegamos al Bosque Nacional "Sam Houston", un lugar precioso con pinons grandes y silenciosos. A pesar de estar en pleno verano, el calor es realmente soportable bajo la sombra de los pinos. No es de extrañarse que más adelante hubiera una industria forestal, ni mucho menos ver a los camiones madereros ir de un lado a otro cargados con madera. El paisaje es distinto, si no tomáramos en cuenta el calor, quizá podría parecerse a un lugar más al norte (o más al sur) donde la industria forestal o los pinos, son cosas cotidianas.

Bordeamos el bosque y el mapa nos indicaba un lago cerca, el Lago Livingston, así que decidimos avanzar hacia allá. Sin rumbo definido, llegamos a varias áreas residenciales, con vista al lago. Áreas, seguramente, de altos recursos, por los diseños y estructuras de las casas. Nosotros buscábamos un lugar "público" dónde aparcar para observar el lago....nada. Todo alrededor parecía ser privado o "exclusivo". De último vimos un rótulo que decía "área pública" pero nos descepcionó ver un área super pequeña, con limitado acceso. Tal vez en otra área del lago había más acceso pero en donde estábamos daba la impresión que toda la orilla era completamente "privada". Probablemente el Parque Estatal donde hay áreas públicas quedaba más lejos. Igual nuestro objetivo no era tanto ir al parque sino conocer, así que decidimos seguir el recorrido.

Llegamos a un pueblito llamado "Cold Spring" donde la población según el censo del año 2,000 es de 691 personas. No es necesario explicar la sensación de pueblo pequeño que da el lugar. La mayoría de tiendas alrededor se encargaban de vender antigüedades o artesanías. De hecho había una fiesta local donde los vecinos ofrecían a los turistas (y demás vecinos) distintos productos, como miel, frazadas hechas a mano, cuadros tejidos a mano, figurines tallados en madera, libros, adornos con motivos tejanos, etc.. Estuvimos allí un momento hasta que el sol nos llevó hacia un lado menos soleado.

Siguiendo una señal turística llegamos a lo que fue la cárcel. Uno de los edificios más antiguos del lugar, junto con la antigua oficina de correo y la antigua escuela. Todo está a varios pasos de distancia. La cárcel, convertida ahora en museo, estaba cerrada, pero logramos entrar a la oficina de correos, donde a pesar de no haber nadie, habían cartas invaluables de principios del siglo XX y estampillas antiguas al lado de antiguas máquinas de escribir y escritorios.

La esccuela, no era menos impresionante. Ahora convertida en una tienda de antigüedades y libros usados, puede apreciarse aún cómo en dos aulas podían estudiar los niños del sector. Imaginábmos el recorrido que tendrían que hacer los niños caminando para llegar a estudiar, y de las distintas edades que podían haber mezcladas en una misma aula, pues era la única escuela en el sector. Nosotros no dejamos la oportunidad de comprarnos dos libros, uno de rimas infantiles y otro sobre historia de los Estados Unidos, ambas en ediciones anteriores a los años 1960.

El calor a pesar de estar en un área con ventilación, se sentía en su máximo esplendor, así que decidimos dejar de caminar y emprender el viaje de regreso. A la vuelta observábamos cómo en tan poco tiempo podíamos estar en un lugar tan distinto y cómo sin querer habíamos logrado conocer un pedacito más de Texas.

Nos motivamos a intentar hacer este tipo de viajes más seguido, aún si es sin planificar, pues son reconfortantes no sólo para la mente, sino para la vista y el espíritu. Ojalá podamos lograrlo.

jueves, 29 de julio de 2010

sin dedo

Me parece extraño cómo los seres humanos nos acostumbramos rápidamente a todo. Quizá por eso nuestro éxito en la escala evolutiva. Sin embargo, también es asombroso cómo cada parte de nuestro cuerpo tiene un lugar importante en nuestra vida. En este momento, estoy sintiendo lo que es vivir sin un dedo, y es increíble cómo nos acostumbramos a vivir con todo "completo" y cuando algo tan "simple" como un dedo falta, la sensación de incapacidad aparece inevitablemente.

La razón por la que vivo "sin un dedo" ahora, es que me lo quebré hace dos semanas, y lo tengo inmobilizado. Por suerte fue la mano izquierda, así que no me he sentido tan "incapacitada", pero indudablemente hace falta. Cosas tan sencillas como lavarme el pelo por las mañanas, o escribir en el teclado se convierten en rituales donde tengo que asegurarme que mi dedo esté protegido sin mayor movimiento, provocando que las tareas sean más difíciles.

Tendré que esperar dos semanas para que el hueso "sane" y pueda recuperar movilidad. Mientras tanto, me quedará la incomodidad de vivir sin un dedo y por supuesto, el agradecer vivir siempre con buena salud y no ser incapacitada de ninguna forma.

sábado, 3 de julio de 2010

La Fiebre Mundialista

Se le llama fiebre mundialista, pues parece contagiosa e inevitable. El fútbol es un deporte que se ha convertido en el principal a nivel mundial, entonces es de esperarse que cuando se llega el torneo mundial de fútbol todos estén atentos a lo que está sucediendo. Todos excepto los estadounidenses, quienes parecen estar vacunados.

Es mi primer mundial en Houston y sin tomar en cuenta las poblaciones latinoamericanas, aquí todo parece normal. Nadie se levanta más temprano para ver un partido, o toma la hora de almuerzo para aprovechar a ver a su equipo jugar. Ni siquiera se escuchan los comentarios en la mañana de los partidos anteriores, o se comentan las jugadas por grupos como Facebook. La mayoría sabe que existe el mundial, pero si no es baseball, o "football" no le siguen. Apenas saben si Estados Unidos clasificó o no y su desconocimiento es impresionante.

Yo en cambio estoy contagiada. He estado pendiente de casi todos los partidos, llegando del trabajo por las noches a ver las repeticiones y siguiendo en línea los marcadores. En Facebook, mis amigos comentan los resultados y sé que mcuhos se juntarán e bares o restaurantes para los partidos principales, tomando cerveza y haciendo quinielas. A veces me encantaría estar allí, junto a todos, escuchando los gritos y emocionándome con los partidos, gritándole a los árbitros imaginariamente o celebrando los goles y sufriendo las derrotas. En verdad, el mundial se disfruta más en compañía. Mientras tanto, he estado intentando de este lado motivar a todos a que se contagien, lográndolo un poco con Sebas, quien se levantó fielmente a las 6:30 am conmigo a ver el partido entre Chile y Honduras y con Derek, quien siguió algunos partidos virtualmente.

La fiebre mundialista está por terminar y con ella las sorpresas de ver equipos "jóvenes" derrotar a equipos veteranos, y los clásicos errores de arbitraje que hacen del mundial un evento emocionante y sorpresivo. Para alguien como yo, que ha seguido fielmente los partidos mundialistas desde Italia '90, ver el mundial se convierte en una tradición llena de recuerdos y memorias que a pesar de estar sumergida en una cultura con cero fút, me cuesta imaginarme sin esta tradición. Así que en Brasil 2014 estaré de nuevo contagiada y espero sea una fiebre que se repita cada cuatro años.
Arriba el Mundial!

sábado, 19 de junio de 2010

Empezando un nuevo trabajo

Desde el 24 de abril que no esscribía nada por aquí, y es que el tiempo se me ha pasado volando. Hace ya casi un mes empecé a trabajar y por supuesto los cambios en la rutina diaria llegaron junto con el trabajo, dejando espacios más cortos en donde puedo escribir y plasmar lo que pienso o lo que nos sucede por estos rumbos
Voy a proponerme hacer un espacio para escribir unas líneas cada sábado. Quizá lo logre.
Empezar un nuevo trabajo siempre me ha parecido emocionante. Nuevas personas, nuevos desafíos, nuevos ritmos, nuevo todo... Ésta vez, empezándolo en Houston es aún más notorio el cambio, no sólo por la diferencia en el idioma sino en sí el estar en otro país e iniciar vida laboral es definitivamente algo nuevo.
Sin embargo, con mi poca experiencia laboral he creado una hipótesis que dice que los trabajos se parecen sea el país que sea. No me refiero al tipo de trabajo, sino al ambiente laboral. Siempre va a haber personas más sociables o menos sociables; personas dispuestas a ayudar, o centradas completamente en lo suyo; jefes exigentes o jefes permisivos. Quizá las exigencias para producir a veces varían, pero no radicalmente.
A la larga siempre van a suceder situaciones similares y es hasta cómico darse cuenta que los mismos problemas se pueden generar en distintos países con distintas culturas.
Apenas llevo un mes trabajando, así que no he podido sumergirme en la política de mi nueva compañía; pero me resulta reconfortante darme cuenta que a la larga todos somos parecidos.

sábado, 24 de abril de 2010

Dispositivos Electrónicos

En la Universidad cursé varias asignaturas relacionadas con la electrónica y los dispositivos electrónicos, y realmente puedo decir que las clases no me gustaron. Quizá fue porque en pocas ocasiones fueron prácticas. Había mucha teoría en armar los circuitos, en entender sus funciones, en saber cómo un componente se comunicaba con otro, pero poca práctica en aplicar los conceptos.

Ahora casada con Sebastián, que desde los cinco años ha experimentado con los dispositivos y circuitos electrónicos me es imposible no volver a recordar aquellas cátedras. Mi resistencia a aprender de elctrónica poco a poco se ha ido diluyendo. A veces lo veo en su taller creando e inventando nuevas cosas y me llama la atención su pasión por la electrónica. Bromeo diciéndole que puede ver un circuito y sin desarmarlo saber inmediatamente qué está ocurriendo o cómo repararlo.

Así es como tímidamente me he interesado por la electrónica. Tenemos varios libros para "aprendices" que enseñan las bases para armar los circuitos y espero algún día poder entenderlos y quizá apreciarlos aplicando los conceptos. Lo bueno es que con Seba como instructor puedo tener tutoría personalizada.

Ayer fue mi primer intento en armar un circuito, algo que nunca me imaginé podía ocurrir. Aquí en Houston hay una tienda que motiva a los niños a aprender de electrónica con kits pre-armados de circuitos sencillos. Seba compró uno ayer y yo decidí armarlo. Mi sorpresa fue darme cuenta que es algo relajante. Es un trabajo minucioso y detallado, pues los circuitos son pequeños y para soldarlos hay que tener cuidado. Sin embargo, el estar allí entre los dispositivos, soldando partes pequeñas es algo que a la larga es satisfactorio y tranquilizante. Yo le agregaría música al hacerlo, pues mi mente se relajaría aún más así.

Lo interesante fue que me permitió entender por qué Sebas puede pasar horas haciendo algo tan pequeño, sin importar si es de día o de noche si hay que comer o si hace calor. Sobretodo conociendo más sobre las funciones de cada componente, es como estar en un mundo distinto, como estar en un ecosistema rico en vida electrónica con el que se pueden hacer grandes cosas pero del que depende de cada una de las partes para vivir como tal.

Me gustó entrar un segundo a ese mundo distinto y seguramente volveré más adelante. Llevada de la mano de mi maestro personal quien me enseña cariñosamente una de sus mayores pasiones. Sé que poco a poco le perderé el miedo a lo desconocido y podré entender un poco más este nuevo mundo, quizá hasta aprenderé a hablar el mismo idioma, sería fantástico, no?

jueves, 8 de abril de 2010

El tiempo

Cuando vuelvo atrás y veo que ya han pasado 3 años y medio estando en Houston, me sorprendo. ¿Cómo puede ser que el tiempo pase tan rápido?
Ya estamos en la primera semana de abril y ya se acerca mayo, y yo siento que apenas hace unas semanas era enero y volvíamos de Austria. El paso del tiempo deja experiencias y recuerdos, pero quizá todos estamos tan apurados que no nos damos cuenta de cuán rápido está pasando todo.

A veces me pregunto cómo será el paso del tiempo para otros seres, como los árboles, por ejemplo. Me imagino que para ellos el paso del tiempo es mucho más lento y nos sentirán a nosotros siempre acelerados y en constante movimiento. A la larga, al compararnos con una araucaria, somos un suspiro en sus vidas. No digamos, comparándonos con el ciclo de la tierra.

Igual el tiempo seguirá pasando y no nos queda más que aprovechar cada día, porque a la larga, si se aprovechan los días también se está aprovechando la vida!

sábado, 27 de marzo de 2010

La primavera

En otras ocasiones he escrito que me gusta ver las primeras señales de los cambios de estaciones. Hace unos meses relataba cómo los árboles y animales empezaban a prepararse para el invierno, botando sus hojas, almacenando comida. El invierno ahora quedó atrás, y le dio parte a una primavera que tímidamente se ha ido acercando, pero ha provocado grandes cambios al paisaje.

Hace tres semanas me avisó un gorrión que la primavera venía en camino, llevaba una ramita para hacer su nido. En ese entonces me extrañé, pues las temperaturas no subían de los 14º y la primavera se caracteriza por temperaturas superiores a los 20º, pero una vez más los pajaritos son más sabios y saben con pequeñas señales que es tiempo de anidar.

Luego de ver al gorrión, me di cuenta que los árboles se empezaban a llenar de flores poco a poco. Me di cuenta que el verde empezaba a llegar al paisaje y que en el ambiente se empezaba a respirar la primavera.

Quizá porque la primavera me recuerda Guatemala es que es mi estación favorita, pero indudablemente la esperé con ansias para ver de nuevo el verde y las flores. Recordé cómo en Guatemala se ven las Jacarandas florecer de morado y el Matilisguate (Tabebuia rosea) de rosado. Aquí, frente a nuestros apartamentos florecen unas flores blancas (encinos de Roble) que cubren el paisaje como copitos de algodón primaverales donde los pajaritos se regocijan cantando y buscando sus parejas para anidar. Los más precavidos juntan ramitas y se las ofrecen a sus parejas como una especie de "dote", esperando un piar de aprobación, o un aleteo corrector.

Realmente es increíble estar rodeados de tanta vida y tanta naturaleza y darse cuenta con señales tan sutiles que la primavera llega. Por las mañanas escucho a dos pájaros cardenales conversar y me pregunto, ¿cuántas personas los escucharán con tanta emoción? Yo escucho a los cardenales y veo primavera, veo vida, veo florecer el mundo ante mis ojos. Quizá los demás escuchan simplemente los sonidos que se los lleva el viento, y mientras sonrío, me siento afortunada de poder sentir la primavera en mi corazón, en mi piel, en mí.

Quizá porque vengo del país de la "eterna primavera" es que me entusiasma tanto esta estación, quizá sea por estar al lado de Sebas, quien se siente exactamente igual, quizás simplemente sea que nos maravillamos de las cosas sencillas, de aquél pajarito que nos mira, que nos acoge y nos saluda todas las mañanas. Me encantaría poder contestarles y que me escucharan, y que se dieran cuenta de cuánto los admiramos, de cuánto los queremos y sabemos que sin ellos el mundo sería distinto, sin música, sin alegría, sin primavera.

Mañana despertaré y será 22 de Junio, y se acercará el verano. Los pajaritos estarán trabajando de nuevo, para tener todo listo y a punto para recibir la nueva vida, y escucharemos nuevos cantos, nuevas melodías, y vendrá el verano. Con él vendrán las semillas nuevas, y otras flores, otros olores y otras voces; pero nada nos quitará la primavera, que se queda con nosotros como un perfume de aroma eterno, susurrando vida constantemente.

domingo, 28 de febrero de 2010

Viviendo a distancia el terremoto en Chile

En momentos como éstos es difícil expresar lo que sentimos los que vivimos lejos y tenemos familia en otros países. Quisiéramos tener alas y llegar tan pronto posible, o teletransportarnos a la velocidad del pensamiento. A pesar de no estar presentes en el terremoto en Chile, lo hemos vivido y sentido a través de imágenes.

El teléfono sonó a las 2 de la mañana, y a pesar de estar acostumbrados a llamadas de la planta nada nos podía preparar para lo que escuchamos. Nico nos daba la noticia desde Austria. Cuando Sebas dijo la palabra terremoto y 8.8 (refiriéndose a la intensidad en la escala de Richter) mi corazón se fue al cielo. Desde entonces empezó la ardua tarea de ubicar a nuestra familia y pasar la noticia a quienes conocíamos.

Mi cuñada Victoria nos está acompañando en Houston y la despertamos para que estuviera con nosotros. Llamé a mis papás en Guatemala para que le avisaran a mi cuñado (con familia en Santiago) y que se unieran a la oración y los pensamientos, que eran los mismos: "ojalá todos estén bien".

Las imágenes en el noticiero empezaban a llegar y mostraban a un Santiago caído y destruido, a pesar que el epicentro había sido cerca de Concepción, donde estaban mis suegros, mi cuñada y mi abuelita. No había una sóla imagen de Conce, y nuestros miedos y temores se hacían cada vez más grandes.

La angustia crecía al paso de las horas y la frustración e impotencia que se siente en momentos com éstos es indescriptible. Síntomas como dolor de estómago, náuseas y diarrea nos acompañaron a lo largo de la madrugada, mientras nuestros teléfonos intentaban comunicarse. Nadie decía nada acerca de una posible tragedia, pero los tres lo pensábamos: y si algo les pasó?

A Victo finalmente la venció el sueño y abrumada se fue a la cama. Nosotros permanecíamos alertas, pues la adrenalina no nos dejaba dormir. A los pocos minutos Patty (mi hermana) estaba del otro lado en Guatemala, también en vela y nos acompañaba en la distancia, compartiéndonos links de noticias. Estábamos al tanto casi al mismo tiempo de la información. Iniciamos un pequeño centro de información en nuestro cuarto, con tres computadoras encendidas y la televisión mostrando imágenes sin sonido (pues los locutores y periodistas nos estressaban).

Mientras todo nos decía que había sido catastrófico nos manteníamos insistentes con esperanza, pero silenciosos y asombrados. Las primeras imágenes en Santiago eran terribles, no podíamos esperar nada mejor para Concepción. La madrugada avanzaba y ninguna persona de Chile parecía estar comunicada.

Intentos fallidos uno tras otro uno tras otro no nos impedían seguir intentando y ambos rezábamos en silencio pidiendo ayuda y calma. Indudablemente nos escucharon allá arriba, pues un ángel se conectó desde Punta Arenas. El amigo de Sebas, Luis nos decía que había podido comunicarse con su tía en Conce y que podía intentar comunicarse con la familia y así se unía a 9.400km de distancia.

Nuestros intentos de comunicación eran completamente en vano pero no perdíamos la esperanza. Amanecía pronto y ya todos los noticieros cubrían el terremoto. Las imágenes eran devastantes. De repente un rayo de luz en plena oscuridad, Luis nos llamaba via skype para contarnos que logró hablar con Fran, mi cuñada y nos decía que todo estaba bien. Un manto de seda blanca me acogía con tranquilidad mientras respiraba por fin profundamente.

Aliviados con esa noticia continuamos monitoreando lo que dejó atrás el terremoto. Nos admirábamos de lo frágiles que somos y lo instantáneo que pueden suceder situaciones así. Mientras tanto, seguíamos monitoreando a distancia, viviendo el terremoto desde aquí pendientes de lo que sucedería en el futuro.

viernes, 19 de febrero de 2010

Agradeciendo la buena salud

A veces me pregunto qué hace a los seres humanos dejar de darle importancia a cosas tan esenciales como la salud?

Veo alrededor y me doy cuenta que la gente en vez de cuidarse comiendo saludable, haciendo ejercicio, balanceando la vida, hace todo lo contrario. Texas, por ejemplo es uno de los estados donde existe más obesidad de acuerdo a las estadísticas de la Asociación de Salud Pública Americana. La gente come insalubre todos los días, siendo la comida frita y chatarra entre las favoritas, no sólo de los adultos sino de los niños.

Realmente el cuerpo humano ha llegado a una evolución fascinante, donde a pesar de aspirar el humo de cigarillos absorbiendo dosis altísimas de nicotina diarias (que mataría inmediatamente a muchas plantas e insectos) nosotros morimos lentamente, sin darnos cuenta de el gran daño que le hacemos a nuestro cuerpo, pues los efectos se ven años después.

Me pregunto entonces, por qué esa reacción retardada? Sólo hasta que alguien se da un "susto" y sobrevive un paro cardíaco es que empieza a cuidarse el corazón y comer más saludable. Sólo hasta que los nervios colapsan es cuando dejamos de trabajar intensamente, sólo hasta que el hígado falla es que dejamos de seguirlo dañando con drogas o alcohol.
¿Por qué no cuidarse desde antes, haciendo esfuerzos preventivos?

Cuánto potencial tendríamos si nos cuidáramos desde el principio??
Recuerdo a mi bisabuelita, quien vivió 100 años y nunca tomaba ni una gota de café. Se despertaba todos los días a las 5 de la mañana, horneaba pan y hacía una caminata antes de rezar el Angelus para empezar su día agradeciendo.

Quizá deberíamos emular a las generaciones pasadas, donde se vivía más tranquilamente, sin tanta información visual, conversando hasta el anochecer, sin televisión, ni internet, leyendo libros y aprendiendo de la naturaleza. Por otro lado, ahora tenemos una gran fuente tecnológica que nos podría ayudar a vivir mejor, ¿por qué no la aprovechamos?

¿Qué nos hará preocuparnos de nuestra salud únicamente cuando ya es demasiado tarde?
Yo creo que en general, la mayoría de seres humanos somos así, dejando la vida pasar sin darnos cuenta que es ahora donde hay que cuidarse para estar bien mañana. Hoy por ejemplo tengo síntomas de gripe... y me tomé 1g de vitamina C. Quizá si hubiese tomado la vitamina consistentemente, mi sistema inmunológico hubiera funcionado mejor, evitando la enfermedad.

Ciertamente agradezco la buena salud, que hoy la echo de menos. Quizá si nos diéramos cuenta el daño diario que le causamos a nuestro cuerpo, viviríamos mejor. En días como hoy, la frase de Lennon me resuena en la mente: "La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes".

Con medicamento para el resfriado en mano, doy las gracias por la buena salud y espero darme cuenta más seguido de lo importante que es cuidarse todos los días, con pequeñas cosas como dormir mejor, comer mejor y hacer ejercico. Ojalá mañana, cuando me sienta bien también lo recuerde constantemente.

lunes, 11 de enero de 2010

Otro año más

Sin querer llevo ya 3 años de escribir este blog, y a veces siento que ha sido un abrir y cerrar de ojos. El tiempo pasa inadvertidamente y me encuentro de repente a la puerta de un año nuevo.

Los propósitos del año van cambiando con las épocas, pero en general son los mismos de siempre: leer más, saber más, ejercitar más, conocer más... en fin, vivir más.

Cada año que pasa me doy cuenta que he aprendido algo nuevo, y que nunca se deja de crecer ni madurar. Es reconfortante darme cuenta que los años no pasan en vano y que hay un momento para cada cosa.

No sé qué será de este año, qué novedades traerá o qué desafíos se presenten. Lo único que sé es que estaré preparada con toda la energía posible.