Viernes 12 de septiembre:
Conforme avanzó el día estuvimos pendientes de las noticias que repetían una y otra vez las recomendaciones de seguridad y empezaba a relatar los primeros lugares inundados. Todos los canales locales estaban transmitiendo en vivo y directo mostrando las imágenes impactantes del momento. Los reporteros estaban en Gálveston con cortavientos enfocando en detalle la subida de la marea; algunos otros se iban a las marinas o entrevistaban a los dueños de casa preguntándoles qué iban a hacer si perdían todo.
Nosotros, de este lado todavía no sentíamos ni estábamos preparados para lo que venía. Veíamos la tele, como si fueran noticias en otro estado, porque las condiciones ambientales eran ajenas a lo que sucedía a 70 o incluso 100 millas de distancia. Así fue como almorzamos relativamente tranquilos y aunque seguíamos viendo las noticias decidimos cambiar las imágenes devastadoras por una película de humor. Poco a poco fue acercándose la madrugada del sábado y sabíamos que el huracán estaba por llegar y no podíamos detenerlo.
No fue necesaria ninguna introducción, Ike apareció desde el principio con fuertes vientos silbando y rugiendo, como advirtiéndonos de su potencia y su fuerza. Las ventanas temblaban y los árboles se movían de un lado a otro rindiéndose a sus pies. El huracán estaba aquí con nosotros y a pesar de sentir su fuerza, sabíamos que no era ni la mitad de lo que realmente había pasado en nuestra área.
Una hora después la electricidad dejó de funcionar, y con ella nuestras esperanzas que la categoría no fuera tan grande. Ike no tuvo piedad con nada ni nadie. De repente se escuchaba un silbido extraño, mezclado con una especie de quejido alarmante y los árboles contestaban con sus ramas y sus hojas golpeando las ventanas. Era una pelea que escuchábamos en la oscuridad.
Poco a poco fui acostumbrándome al sonido, o quizá fue el cansancio el que ganó, porque me encontré durmiendo en fragmentos, despertándome con algún sonido extraño o fuerte. Así en menos de 5 horas los vientos cesaron y nos encontramos sin electricidad y con restos de ramas y árboles al frente de las casas.
Ike cambió su rumbo y perdió su intensidad, dejando a su paso los restos de una ciudad atropellada y en muchos casos hundida. La lluvia persistió hasta la tarde, momento en que decidimos recorrer el vecindario hacia otra casa con acceso a Internet. Así fue como vimos un poco el daño en esta área y nos preguntábamos en silencio, cómo íbamos a encontrar nuestras casas?
...cont/
4 comentarios:
Gracias a Dios que en tu área no pasó a más. Me alegro que estés bien. Sólo de imaginarme los sonidos de esa noche, se me pone la piel de gallina. Que bueno que tienes buenos amigos allá, que aunque no esté Sebastian, te sientas segura. Me cae bien Tim, aunque no lo conozca. Esos son amigos!!!! Un fuerte abrazo y repórtate x msn o x blog.
Verdaderamente impresionantes tus relatos.
A mí me ha servido tenerlos contingentemente.
Me hacen sentir la enorme fuerza de la naturaleza.
Y ¡que bueno tener amistades como las de Tim y Vivian!.
Ante esta adversidad, estoy seguro que ustedes saldrán adelante y, también, que Clearlake quedará tan lindo como antes.
Un abrazo desde Concepción.
Alejandro
Gracias por sus comentarios. La verdad somos muy afortunados de tener a Tim y Vivian como amigos. Me acogieron como parte de su familia, dándome un lugar dónde dormir y estar mientras todo esto pasaba. Ahora mismo estoy escribiendo con Internet "prestada", pues todavía no llega la electricidad en nuestra área.
Espero pronto subir las partes 4 y 5
un abrazo
Anabea
Que bueno Anabe que estas bien y que buenos amigos tienes. Me encanto tu relato mezclado con las imágenes que he visto en internet casi que viví el Ike. Ojala que todo en tu casa este bien, ay nos cuentas.
Ale.
Publicar un comentario