lunes, 1 de junio de 2009

El Instituto Smithsoniano (DC parte III)

El Instituto Smithsoniano tiene una historia fascinante. James Smithson , científico Británico dedicado al estudio de la química y los minerales, logró juntar una vasta fortuna que iba a ser heredada después de su muerte a su sobrino. Sin embargo, en su testamento indica que si su sobrino muriese sin dejar heredero, el dinero (de US$500,000 de entonces) debía ser donado a los Estados Unidos de América (a pesar de nunca haber conocido este país) para fundar el Instituto Smithsoniano dedicado a la "ampliación y difusión del conocimiento entre los hombres".

El testamento fue tomado muy en serio, y en 1846 el Congreso Estadounidense aprobó un acto constitutivo donde establece al Instituto Smithsoniano como una mezcla entre una asociación pública y privada. Desde entonces ha ido creciendo en conocimiento y exhibiciones hasta formar un gran complejo de museos con colecciones únicas y prestigiosas que le dan la vida cultural a Washington DC.

El libro de guía decía que el instituto Smithsoniano estaba incluído en el Mall Nacional, pero es hasta estar en el lugar donde se observa la gran dimensión de todo el instituto. Sin contar el Zoológico y el Udvar-Hazy (a donde fuimos más adelante) el Instituto abarca más de 15 museos, cada uno con sus respectivas alas y exhibiciones especiales. ¿por dónde empezar?

Era demasiada información, demasiados lugares a dónde ir. Hicimos una lista de lo que queríamos ver, y empezamos por el Museo del Aire y el Espacio. Mientras caminábamos hacia allá leíamos en el mapa e identificábamos cada uno de los museos que forma parte de este complejo.
Por ser una asociación semi-pública, en ningún museo o lugar del Instituto Smithsoniano se cobra la entrada, haciendo la visita más placentera, dejando más espacio a volver una y otra vez al mismo lugar, sin necesidad de ver todo en un sólo día o pagar $20 la entrada.

Me pareció fascinante la idea de "difundir el conocimiento entre los hombres". Me pregunto si Smithson se hubiera imaginado la dimensión de lo que pidió en su testamento.

Al final pensamos en entrar en la mañana al Museo del Aire y el Espacio, y por la tarde el Museo Nacional de Historia Natural, sin darnos cuenta de la dimensión de lo que estábamos pensando, fuimos demasiado ambiciosos.

No hay comentarios.: