Estoy desempacando nuestro viaje a Guatemala y cada cosa que saco de la maleta me trae agradables recuerdos. Es increíble el fenómeno del tiempo, siempre me cuesta conceptualizarlo. Estamos en constante movimiento y el tiempo pasa sin ser percibido. Es hasta que hacemos una pausa que nos damos cuenta cuánto hemos avanzado.
El viaje lo inicié el año pasado aunque físicamente llegué el 5 de Diciembre. Estuvimos preparando cada detalle a distancia con mi mamá, sin la cual no hubiera sido posible nada. Recuerdo cómo hace un año iniciamos los preparativos en Chile, cuando cambiamos la fecha de nuestro matrimonio para el 15 de Diciembre. En ese momento empezaron las primeras comunicaciones a distancia. Planeábamos una boda y un viaje por Guatemala simultáneamente. Ahora quedan las fotografías y los recuerdos de lo que fueron estas vacaciones.
Estoy aquí en Houston sentada en la sala de nuestro apartamento percatándome de cómo pasa el tiempo. Hace un año paseaba por Conguillío viendo araucarias gigantescas y dándome cuenta de lo jóvenes que somos. La sensación del recuerdo es increíble. Puedo transportarme al lago Conguillío de aguas frías, cristalinas y puras con tanta facilidad como puedo volver al lago de Atitlán y respirar esos tonos azules bajo los tres volcanes. Puedo recordar el olor de la selva en Petén tan bien como puedo sentir lo tibia de las aguas del Atlántico. Puedo cerrar los ojos e imaginarme que estoy sentada en el templo IV en Tikal y visualizar esos árboles hasta donde llega la vista. Puedo escuchar nuevamente a ocho tucanes volando de un árbol a otro y sentir el aire fresco soplando hacia el noreste. Puedo ver el atardecer en Antigua Guatemala y el Volcán de Fuego en actividad imponiéndose majestuosamente ante los otros dos volcanes inactivos.
Los recuerdos son fantásticos y ninguno de estos paisajes estarían completos en mi mente sin los amigos y familia que nos acompañaron. Recuerdo estar iluminada por ténues faroles en Antigua mientras caminábamos por las calles en un momento de silencio, sólo escuchábamos los pasos sigilosos. Ví hacia arriba y Orión nos acompañaba también silencioso con su cinturón imponente. Por un momento imaginé cómo sería en la época Colonial, sin tantas personas, sin tecnología y llena de costumbres. Escuché una pregunta a lo lejos relacionada con la casa de Luis Cardoza y Aragón, volví a la realidad e intenté explicar lo mejor que pude dándome cuenta que de no haber sido por esa observación, habría pasado desapercibida ante la casa. Recapacité en que cada quien tenía su propio punto de vista y su propia percepción de las cosas. Conté cuántos ojos habían: diez y ocho. Me habría encantado captar las observaciones diversas y mezclarlas en una sola, haciendo una gran secuencia. Por suerte, la comunicación ayuda un poco a esto.
Los viajes siempre son educativos, facilitan ver las cosas desde otro punto de vista, a conocer otras personas, otras culturas, otras formas de percibir nuestro alrededor. Yo que soy guatemalteca y vivo en Houston desde hace un año, me admiro todavía de muchas cosas de mi país; nuestros paisajes, nuestro clima, nuestra gente, nuestras costumbres. Sin embargo, al mismo tiempo me entristece ver tanta pobreza, desigualdad e ignorancia palpable en cualquier rincón, contrastada con la amabilidad y la sonrisa de la gente. Guatemala es un país de bellos y terribles contrastes.
Todos los viajes enseñan algo. Yo en este viaje aprendí que comparar países es como comparar personas, no existe uno igual al otro. Me di cuenta lo aferrada que estoy de mi país y que los guatemaltecos queremos a Guatemala por ser nuestra, como dijo Luis Cardoza y Aragón *, aunque tenga los errores que tenga, aunque los choferes sean imprudentes, aunque las comidas callejeras no sean higiénicas, aunque no haya agua potable en todos los lugares, aunque las calles no estén señalizadas, aunque los niños estén trabajando en la calle, aunque haya caos vial en la ciudad, aunque seamos tan diversos que pueda yo estar estudiando una maestría en Houston, mientras otra mujer de mi edad esté pensando en formas de cómo darle de comer a sus seis hijos en un área rural con precarios recursos.
Guatemala es un país hermoso y con mucho potencial. Me gustaría gritar a todo pulmón esto a las personas que inyectan inseguridad en los medios de comunicación, a los gobernantes corruptos que llegan al poder sin confiar en la gente que gobernarán, a todos los demás guatemaltecos que como yo, muchas veces vemos el vaso medio vacío, porque nos han enseñado a verlo así desde siempre.
Me gustaría hacer algo hoy para poder mejorar tantas cosas de mi país y no sentirme avergonzada cuando alguien me pregunta ¿por qué hay niños trabajando? ¿esas son casas en el barranco? ¿en dónde obtienen las personas su licencia de conducir? ¿Por qué rayan las paredes? ¿por qué hay guardias armados afuera de la farmacia? ..........
Lo mejor que puedo hacer es empezar por mí misma, prepararme y preparar a mis hijos, e inculcar en ellos orgullo por su país del que también van a formar parte de alguna forma.
Mañana, cuando esté desempacando más recuerdos en otro viaje, me daré cuenta nuevamente que el tiempo sigue pasando y que nosotros hemos crecido también, entonces veré todo con otros ojos. Mientras tanto, me quedan los recuerdos y lo que he aprendido.
.....
* Luis Cardoza y Aragón escribió:
"No amamos nuestra tierra por grande y poderosa,
por débil y pequeña, por sus nieves o noches blancas o su diluvio solar.
La amamos, simplemente, porque es la nuestra."
6 comentarios:
Hola Buen día
Estuve en Guatemala este diciembre pasado. Es la primera vez que viajé a tu país. Soy de Perú y mi esposa es guatemalteca. Ella todavía está en tierra chpína.
País de mesoamérica, del cual las poquísimas veces que de el se hablaba, solo escuchaba noticias de violencia en la TV local.
Pues llegué y me enguatemalé....que ricas las tortillas.
Y me subí a las pirámides de Tikal y podía ver desde lo alto mas allá del horizonte.
Y la cultura garifuna fue toda una experiencia en Livingston. Allí vi un señor que tenía un polo(playera le dicen Ustedes) que decía: Guatever...o sea lo que sea, siempre y cuando sea guatemalteco.
Gracias Guatemala.
Carlos el baterillero
Hola y Feliz Año. Tu lo has dicho, Guatemala es un país de contrastes, rayando en lo extremista. El cambio hacia una visión positiva de nuestro querido país será lenta... pero se hará... si todos los que hemos tenido oportunidades que otros compatriotas no han tenido, hacemos todo lo que esté en nuestras manos. Esa imagen negativa que se crea del país por las noticias, muchas veces es eclipsada por la calidez de nuestra gente, por los aromas en las calles, por el cielo azul envidiable para otros, por nuestras playas de arena volcánica. Como dice Carlos en su coment... muchos se "enguatemalquisan" y eso, pienso yo, es lo importante.
"Y, ¿por qué le damos tanta importancia a nuestro Himno Nacional, niños?" Les pregunté a mis alumnos.
"..." Un minuto de silencio de parte de ellos.
"¿Será porque dicen que es el tercero más bello del mundo...?" Les volví a preguntar.
"¿Por qué?" Me cuestionaron en general.
"Pues, porque es nuestro y no tenemos otro." Sentencié.
...
Me gustó su artículo.
Saludos,
Julio E. Pellecer S.
Y al finalizar su tiempo de vida se vio sin nada, en una intemperie inconmensurable, mientras el mundo seguía su curso. Solo le quedaba algo: sus recuerdos, sus sentimientos, los ideales que nunca perecieron, ese tesoro abstracto que nadie le pudo arrebatar.
P.D. La casa pasó inadvertida ante tus ojos o tú pasaste desapercibida ante la casa... ¿?
Pablo: me alegro que tu estadía en Guatemala haya sido agradable. Gracias por tu comentario.
Luis: ¿sabías que puse lo de "desapercibido" a propósito?? por fin un comentario tuyo!!! Funcionó mi estrategia! Gracias por comentar.
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