Partimos a las 8pm luego de empacar y pasar a la gasolinara a llenar el tanque, y comprar algunas cosillas para el viaje. Al final, llegamos a downtown Houston a las 9:30pm y nos quedaban todavía 170 millas por recorrer. Resultado: desvelo. A veces me pregunto por qué nuestros viajes suelen tener algún ingrediente de extremo y la respuesta siempre es la misma: nosotros somos extremos.
Manejar de noche es interesante, porque no hay tanto tráfico ni tanta gente apurada queriendo llegar a sus destinos, por el contario, la gente maneja con más precaución y nosotros no somos la excepción. Cuando llevábamos 100 millas (170km) recorridos decidimos cambiar el volante para que Sebastián durmiera mientras yo manejaba.
El trayecto fue muy tranquilo, pasaban camiones de ups y fedex, contenedores con productos, y SUVs o pickups. Yo manejaba en modo crucero poniendo atención a la velocidad máxima de 65millas/h (105 km/h). Luego de salir de Houston y sus autopistas, el trayecto es en línea recta y sin mayores complicaciones. Quizá de repente pasaba uno que otro pickup con luces altas que me quemaban la vista, pero luego la tranquilidad de nuevo.
Llegamos a las 12:30am al destino y encontramos a nuestros amigos jugando cartas como si fueran las 4 de la tarde. El tiempo se pasó "jugando" y nos fuimos a acostar prácticamente a las 3 am. Tomando en cuenta que dormíamos en casa ajena, y en un colchón inflable, dormimos bastante bien.
El paseo no es en lancha o barco, ni mucho menos, es en tubos (o neumáticos) de hule que son transportados a la la velocidad de la corriente. Incluso se puede alquilar un par de tubos "extra" para ubicar perfectamente las hieleras respectivas con bebidas en lata (alcohólicas y no alcohólicas) para ir animando el camino y aminorando el calor.
Dependiendo de cuán río arriba se queiera viajar, cuál trayecto se escoja o cuántas horas se esté dispuesto a "flotar" en el río, hay distintas tarifas. Nosotros escogimos la de 4 horas. Minutos después viajábamos río arriba en un pickup que nos transportaba a nosotros y nuestros neumáticos hacia un punto específico del río y así empezó la aventura.
A pesar del calor de verano, el río mantiene una temperatura templada, que al tacto parece fría pero una vez estando a flote, es sumamente
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Al final el trayecto se hizo corto y agradable, y por supuesto quedamos con ganas de volver. Es un paseo natural y seguro que se puede aprovechar perfectamente. Quizá el próximo año repitamos la historia.
2 comentarios:
q lindo vos. A poco no te recuerda al río de Xocomil?? jaja sólo que en natural y grande.
Que bueno que conozcan otros lugares y no hagan como unos amigos q tengo en California, que ni siquiera su propia ciudad conocen bien.
Saludos!!!
Que bonito Anabe, tan sencillo como la naturaleza, tan relajante me imagino...que rico! Abrazos. Ale.
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