domingo, 28 de febrero de 2010

Viviendo a distancia el terremoto en Chile

En momentos como éstos es difícil expresar lo que sentimos los que vivimos lejos y tenemos familia en otros países. Quisiéramos tener alas y llegar tan pronto posible, o teletransportarnos a la velocidad del pensamiento. A pesar de no estar presentes en el terremoto en Chile, lo hemos vivido y sentido a través de imágenes.

El teléfono sonó a las 2 de la mañana, y a pesar de estar acostumbrados a llamadas de la planta nada nos podía preparar para lo que escuchamos. Nico nos daba la noticia desde Austria. Cuando Sebas dijo la palabra terremoto y 8.8 (refiriéndose a la intensidad en la escala de Richter) mi corazón se fue al cielo. Desde entonces empezó la ardua tarea de ubicar a nuestra familia y pasar la noticia a quienes conocíamos.

Mi cuñada Victoria nos está acompañando en Houston y la despertamos para que estuviera con nosotros. Llamé a mis papás en Guatemala para que le avisaran a mi cuñado (con familia en Santiago) y que se unieran a la oración y los pensamientos, que eran los mismos: "ojalá todos estén bien".

Las imágenes en el noticiero empezaban a llegar y mostraban a un Santiago caído y destruido, a pesar que el epicentro había sido cerca de Concepción, donde estaban mis suegros, mi cuñada y mi abuelita. No había una sóla imagen de Conce, y nuestros miedos y temores se hacían cada vez más grandes.

La angustia crecía al paso de las horas y la frustración e impotencia que se siente en momentos com éstos es indescriptible. Síntomas como dolor de estómago, náuseas y diarrea nos acompañaron a lo largo de la madrugada, mientras nuestros teléfonos intentaban comunicarse. Nadie decía nada acerca de una posible tragedia, pero los tres lo pensábamos: y si algo les pasó?

A Victo finalmente la venció el sueño y abrumada se fue a la cama. Nosotros permanecíamos alertas, pues la adrenalina no nos dejaba dormir. A los pocos minutos Patty (mi hermana) estaba del otro lado en Guatemala, también en vela y nos acompañaba en la distancia, compartiéndonos links de noticias. Estábamos al tanto casi al mismo tiempo de la información. Iniciamos un pequeño centro de información en nuestro cuarto, con tres computadoras encendidas y la televisión mostrando imágenes sin sonido (pues los locutores y periodistas nos estressaban).

Mientras todo nos decía que había sido catastrófico nos manteníamos insistentes con esperanza, pero silenciosos y asombrados. Las primeras imágenes en Santiago eran terribles, no podíamos esperar nada mejor para Concepción. La madrugada avanzaba y ninguna persona de Chile parecía estar comunicada.

Intentos fallidos uno tras otro uno tras otro no nos impedían seguir intentando y ambos rezábamos en silencio pidiendo ayuda y calma. Indudablemente nos escucharon allá arriba, pues un ángel se conectó desde Punta Arenas. El amigo de Sebas, Luis nos decía que había podido comunicarse con su tía en Conce y que podía intentar comunicarse con la familia y así se unía a 9.400km de distancia.

Nuestros intentos de comunicación eran completamente en vano pero no perdíamos la esperanza. Amanecía pronto y ya todos los noticieros cubrían el terremoto. Las imágenes eran devastantes. De repente un rayo de luz en plena oscuridad, Luis nos llamaba via skype para contarnos que logró hablar con Fran, mi cuñada y nos decía que todo estaba bien. Un manto de seda blanca me acogía con tranquilidad mientras respiraba por fin profundamente.

Aliviados con esa noticia continuamos monitoreando lo que dejó atrás el terremoto. Nos admirábamos de lo frágiles que somos y lo instantáneo que pueden suceder situaciones así. Mientras tanto, seguíamos monitoreando a distancia, viviendo el terremoto desde aquí pendientes de lo que sucedería en el futuro.

3 comentarios:

Vicky dijo...

Querida Anabi
Mientras uds.sufrían angustias.. nosotros pensabamos que bueno que estuvieran uds. juntos en Houston.. Y nico fuera de la la tragedia.. la que no dimensionábamos, hasta que ayer tuvimos acceso a internet.. El viernes luego que la Fran logró llegar a casa ( tipo 4 am)nos quedamos sentados esperando que amaneciera.. unidos en el living, a oscuras.. agradecidos de Dios de estar vivos.. con tanta réplica no nos atrevíamos a movernos.. largas horas hasta que se acabó la noche..
Agradezco a Dios tanto regalo .. la vida.. y poder estar bajo un techo seguro.. Les queremos mucho..Un abrazo

Fran dijo...

Nabi, al leer tu relato me emocione y senti su angustia en la espera e noticias, nosotros pensabamso que bueno q estan juntos y que no le spaso nada, yo pensaba ojala nos podamos comunicar pronto para qeu sepan que estamos bien y llamaba al seba al celu llamaba llamaba y no paso nada, no teimaginas la felicidad al escuchar al seba el lunes.

Me siento agradecida de la vida que tenemos y de estar bien, de todos mis amigos que he sbaido todos estan bien gracias a Dios.

Me alegro que ya podamos comunicarnos y poder contarles que todo esta volviendo a la normalidad, lentamente pero va progresando.

Te quiero muchisimo y te envio un abrazo apretado desde Conce

BEsitos y cariños a Seba y Victo

Alejandro dijo...

Querida Anabi

Por segunda vez leo tu post del terremoto del 27.02.10 y me emociona tanto como la primera. Me conmueve sentir tu cariño, el de Sebas y de la Victo.
Creo que la inquietud y temor que ustedes sintieron por largas horas la sentimos nosotros durante el lapso del sismo.
Resultaba desconcertante sentir un ruido inidentificable, mientras que la cama saltaba hacia un lado y otro, arriba y abajo, adelante y atrás: la lámpara de pie y el radio-reloj caían al suelo estrepitosamente, se abrían y cerraban las puertas del ropero, se desplazaban, caían y se quebraba todo tipo de objetos, creo que la casa entera crujía mientras, simultáneamente, sonaban alarmas de vehículos, perros aullando y de fondo un sonido sordo muy intenso.
He experimentado muchos sismos en mi vida, me resultan familiares y en cierta forma los disfruto, son más o menos suaves y puedo anticipar su final. Pero, muy pronto éste ya se había transformado en una situación de violencia insólita, sorprendente, que parecía no tener final, con ese ruido espantoso de los objetos corriéndose, cayendo, chocando y destruyéndose, yo trataba de imaginar que junto a Vicky caeríamos abrazados con cama y todo desde el tercero hasta el primer piso y que éste sería un mejor final que si se abriese la tierra.
Mientras Victoria temblaba y sollozaba pedíamos a Dios que Francisca no estuviese viajando hacia la casa, que permaneciese en un lugar seguro, aunque era probable, como ocurrió, que efectivamente estuviese en la calle donde corría riesgo de que le cayera un poste de alumbrado público.

Cuando, gracias a Dios, cesó el sismo sentí eso que tu describes tan hermosamente, un velo de seda que comunica: “Alejandro, en tu fragilidad puedes continuar viviendo”.

Mientras escribo, hoy lunes 08 de marzo, la tierra continúa estremeciendo, con esos movimientos familiares inofensivos de vaivén suave, al rato otro movimiento fuerte que alerta a los perros y hace crujir el techo, parecido a como yo experimento mi cariño hacia ustedes: a veces es ese cariño tranquilo y feliz, y, a veces, como ahora luego de leer tu blog, lo siento como grado 8.

Mejor te envío pronto este comentario. No vaya a suceder que venga un sismo peor que de nuevo corte Internet

Un besito.

Ale