domingo, 8 de agosto de 2010

Manejando por Texas


Raras veces hemos hecho ésto, pero ahora nos ha gustado tomar el auto y salir a recorrer por Texas. Hace dos semanas decidimos tomar el GPS y recorrer casi sin rumbo fijo hacia el nor-este.

Al avanzar un poco más de 170km al nor-este y el paisaje cambia por completo. Pasamos de un área urbana a un área rural llena de árboles y bosque. Llegamos al Bosque Nacional "Sam Houston", un lugar precioso con pinons grandes y silenciosos. A pesar de estar en pleno verano, el calor es realmente soportable bajo la sombra de los pinos. No es de extrañarse que más adelante hubiera una industria forestal, ni mucho menos ver a los camiones madereros ir de un lado a otro cargados con madera. El paisaje es distinto, si no tomáramos en cuenta el calor, quizá podría parecerse a un lugar más al norte (o más al sur) donde la industria forestal o los pinos, son cosas cotidianas.

Bordeamos el bosque y el mapa nos indicaba un lago cerca, el Lago Livingston, así que decidimos avanzar hacia allá. Sin rumbo definido, llegamos a varias áreas residenciales, con vista al lago. Áreas, seguramente, de altos recursos, por los diseños y estructuras de las casas. Nosotros buscábamos un lugar "público" dónde aparcar para observar el lago....nada. Todo alrededor parecía ser privado o "exclusivo". De último vimos un rótulo que decía "área pública" pero nos descepcionó ver un área super pequeña, con limitado acceso. Tal vez en otra área del lago había más acceso pero en donde estábamos daba la impresión que toda la orilla era completamente "privada". Probablemente el Parque Estatal donde hay áreas públicas quedaba más lejos. Igual nuestro objetivo no era tanto ir al parque sino conocer, así que decidimos seguir el recorrido.

Llegamos a un pueblito llamado "Cold Spring" donde la población según el censo del año 2,000 es de 691 personas. No es necesario explicar la sensación de pueblo pequeño que da el lugar. La mayoría de tiendas alrededor se encargaban de vender antigüedades o artesanías. De hecho había una fiesta local donde los vecinos ofrecían a los turistas (y demás vecinos) distintos productos, como miel, frazadas hechas a mano, cuadros tejidos a mano, figurines tallados en madera, libros, adornos con motivos tejanos, etc.. Estuvimos allí un momento hasta que el sol nos llevó hacia un lado menos soleado.

Siguiendo una señal turística llegamos a lo que fue la cárcel. Uno de los edificios más antiguos del lugar, junto con la antigua oficina de correo y la antigua escuela. Todo está a varios pasos de distancia. La cárcel, convertida ahora en museo, estaba cerrada, pero logramos entrar a la oficina de correos, donde a pesar de no haber nadie, habían cartas invaluables de principios del siglo XX y estampillas antiguas al lado de antiguas máquinas de escribir y escritorios.

La esccuela, no era menos impresionante. Ahora convertida en una tienda de antigüedades y libros usados, puede apreciarse aún cómo en dos aulas podían estudiar los niños del sector. Imaginábmos el recorrido que tendrían que hacer los niños caminando para llegar a estudiar, y de las distintas edades que podían haber mezcladas en una misma aula, pues era la única escuela en el sector. Nosotros no dejamos la oportunidad de comprarnos dos libros, uno de rimas infantiles y otro sobre historia de los Estados Unidos, ambas en ediciones anteriores a los años 1960.

El calor a pesar de estar en un área con ventilación, se sentía en su máximo esplendor, así que decidimos dejar de caminar y emprender el viaje de regreso. A la vuelta observábamos cómo en tan poco tiempo podíamos estar en un lugar tan distinto y cómo sin querer habíamos logrado conocer un pedacito más de Texas.

Nos motivamos a intentar hacer este tipo de viajes más seguido, aún si es sin planificar, pues son reconfortantes no sólo para la mente, sino para la vista y el espíritu. Ojalá podamos lograrlo.