viernes, 31 de octubre de 2008

Disfraces

El 31 de Octubre se celebra en muchas partes del mundo Halloween. Aquí básicamente es un día donde los niños salen a pedir dulces a las casas, disfrazados del héroe del momento o de algún monstruo. A nosotros nos invitaron a una fiesta de disfraces, y así fue como empezamos la búsqueda del "disfraz perfecto".

Al principio habíamos pensado en vestirnos de personajes de las elecciones estadounidenses, así que yo iba a ser Sarah Palin y Sebastián un alce (debido a que ella es cazadora)... pero viviendo en Texas uno nunca sabe a quién puede ofender con disfraces políticos, así que cambiamos de idea. Yo iba a ser caperucita roja y Sebastián el lobo feroz, pero no conseguíamos los disfraces específicos o lo suficientemente chistosos.

Fue hasta que Sebastián se encontró en un área de la Universidad de Houston un traje de tychem (traje especial diseñado para protejer contra productos químicos) que utilizan las personas que hacen bioremediación. Así fue como surgió la idea: íbamos a ser parte de un dúo bioremediador (incluso pensamos en cubrirnos de sangre para hacer el disfraz más dramático).

Así que iniciamos la búsqueda del traje para mí. En Internet, por supuesto, encontramos un sitio donde no sólo vendían tyveck (marca registrada por Dupont) sino máscaras antigas que encajaban perfectamente. Después vinieron las botas negras y los guantes negros que completaban el disfraz.

Sin embargo, yo quería que el disfraz tuviera un aspecto más "femenino" o chistoso, en vez de ser serio y sangriento. Así que empecé por buscarle una peluca roja y cambiar el aspecto del disfraz, para hacerlo más suave, pero no me convencía.

En una visita al supermercado, encontramos unas botas con orilla roja y así fue como surgió la idea: podía pintar un fragmento de mis botas rosadas y también una parte de la máscara. Los guantes vinieron después, en una coincidencia perfecta. Mi disfraz iba a ser negro con rosado y el de Seba negro.

Al momento de la fiesta, nadie podía creer que nos habíamos vestido así y nosotros, por supuesto estábamos orgullosos de lo que habíamos logrado. Los disfraces tenían una marca nuestra, que nadie podía negar.

La fiesta estuvo increíble, disfraces de todo tipo, desde cerditos, hasta brujas, pasando por la muerte y el clásco hombre vestido de mujer, en este caso una bailarina exótica. La pasamos super bien. Ojalá el año siguiente siga la tradición de disfrazarnos, a ver qué se nos ocurre para entonces.

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