sábado, 3 de julio de 2010

La Fiebre Mundialista

Se le llama fiebre mundialista, pues parece contagiosa e inevitable. El fútbol es un deporte que se ha convertido en el principal a nivel mundial, entonces es de esperarse que cuando se llega el torneo mundial de fútbol todos estén atentos a lo que está sucediendo. Todos excepto los estadounidenses, quienes parecen estar vacunados.

Es mi primer mundial en Houston y sin tomar en cuenta las poblaciones latinoamericanas, aquí todo parece normal. Nadie se levanta más temprano para ver un partido, o toma la hora de almuerzo para aprovechar a ver a su equipo jugar. Ni siquiera se escuchan los comentarios en la mañana de los partidos anteriores, o se comentan las jugadas por grupos como Facebook. La mayoría sabe que existe el mundial, pero si no es baseball, o "football" no le siguen. Apenas saben si Estados Unidos clasificó o no y su desconocimiento es impresionante.

Yo en cambio estoy contagiada. He estado pendiente de casi todos los partidos, llegando del trabajo por las noches a ver las repeticiones y siguiendo en línea los marcadores. En Facebook, mis amigos comentan los resultados y sé que mcuhos se juntarán e bares o restaurantes para los partidos principales, tomando cerveza y haciendo quinielas. A veces me encantaría estar allí, junto a todos, escuchando los gritos y emocionándome con los partidos, gritándole a los árbitros imaginariamente o celebrando los goles y sufriendo las derrotas. En verdad, el mundial se disfruta más en compañía. Mientras tanto, he estado intentando de este lado motivar a todos a que se contagien, lográndolo un poco con Sebas, quien se levantó fielmente a las 6:30 am conmigo a ver el partido entre Chile y Honduras y con Derek, quien siguió algunos partidos virtualmente.

La fiebre mundialista está por terminar y con ella las sorpresas de ver equipos "jóvenes" derrotar a equipos veteranos, y los clásicos errores de arbitraje que hacen del mundial un evento emocionante y sorpresivo. Para alguien como yo, que ha seguido fielmente los partidos mundialistas desde Italia '90, ver el mundial se convierte en una tradición llena de recuerdos y memorias que a pesar de estar sumergida en una cultura con cero fút, me cuesta imaginarme sin esta tradición. Así que en Brasil 2014 estaré de nuevo contagiada y espero sea una fiebre que se repita cada cuatro años.
Arriba el Mundial!

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