jueves, 30 de octubre de 2014

Legado Culinario

Cuando estamos fuera de nuestro país de origen, no hay nada más reconfortante que probar la comida típica de nuevo.  Nosotros hemos manejado más de 60 km para probar un rico pastel de choclo y más de 40 para probar buenos paches guatemaltecos.
El cocinar las comidas que nos cocinaron a nosotros en algún momento, nos transporta por un instante a aquellos recuerdos de un país y una familia que está lejana, pero de alguna forma se acerca con cada bocado.
Guatemala es un país al que lo une la comida, sin lugar a duda.  El gusto por la comida guatemalteca va más allá del origen sociocultural o económico.  Cualquier persona de Guatemala ha probado alguna vez una tortilla con frijol o un rico tamal, sin importar si éste se sirve en bandeja de plata o de plástico.  Es de esperarse, con tanta influencia multicultural en un terreno tan pequeño.
Por eso, el 1 de noviembre a mí siempre me invade la nostalgia, pues en la ciudad todos están con sus familias comiendo fiambre (un plato típico hecho a base de verduras y embutidos). Ahora con las redes sociales es más evidente, pues veo las fotos de todos los distintos fiambres. Quizás por eso este año decidí hacer fiambre de nuevo (siempre se me pasa la ocasión para empezarlo y no lo hago a tiempo).
El legado culinario es impresionante, pues no puedo evitar el gusto por el fiambre blanco, tal como lo hace mi mamá, como lo hacía mi abuelita y mi bisabuelita. Una generación culinaria tras otra. No sé si disfrutaría hacer otra receta, pues aunque el sabor sea similar, el estilo de cocina y medidas son distintas.
Como toda buena comida, se empieza con tiempo pues lleva bastante preparación.
Ya tengo la verdura en salmuera y mañana empezaré a cortar los embutidos.  Me encantaría invitar a mi familia a mi casa e intercambiar fiambres con mi mamá.  Ojalá algún día pueda hacerlo.
Mientras tanto, nos espera una rica comida el fin de semana, con sabor a nostalgia y a lindos recuerdos.
Feliz fiambre a todos!


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