lunes, 7 de enero de 2008

Bodas II



El 15 de diciembre nos casamos en la Iglesia La Merced, Antigua Guatemala. Me fascinó ver a los ojos a Sebastián mientras decía los votos matrimoniales en una iglesia centenaria llena de flores y rodeada de buenos amigos y de la familia más cercana.

La ceremonia la sentí propia, profunda, y con varios mensajes para poner en práctica en el futuro. La planificación de un año valió la pena de principio a fin. El resultado fue agradable, nos sentimos complacidos con cada detalle y nos sentimos honrados con la presencia de todas las personas que asistieron.

La recepción fue la culminación de un momento de alegría, donde nos sentimos felices por nuestra unión y celebramos al compás de la música y en compañía de personas importantes para nosotros.

Nos la pasamos bien. Bailé hasta el cansancio y logré entablar conversación con muchas personas durante el evento. Es increíble, pero aunque se quiera, no se puede compartir tanto con todas las personas, tanto como hubiéramos querido.

Familia viajaron desde Chile, México y de varios lugares de Guatemala; amistades desde Chile, Houston, Austria y España. Muchos más estuvieron sólo en espíritu, presentes con llamadas telefónicas, cartas y correos electrónicos. Otros más nos acompañaron desde arriba, dando su bendición desde el cielo. Yo sentí que todos estaban allí presentes sonriendo con nosotros.

Al final fue una celebración para agradecer y bendecir nuestro matrimonio haciéndo público lo que sabíamos desde hace mucho tiempo: nuestra unión es más allá de lo que conocemos y será por siempre.

Gracias a todos por hacer posible esta celebración.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades!!!