sábado, 24 de febrero de 2007

Autopistas cardíacas

Como acordamos ir a IKEA hoy por la tarde decidí por fin atreverme a manejar en la autopista. Todo este tiempo he estado evitando esa experiencia, porque ver el mar de carros en el nudo de autopistas me da un poco de miedo todavía.

Tomé valor de alguna parte, quizá fue que el clima estaba agradable, o que todavía estaba con la adrenalina de haber conversado con una de mis futuras catedráticas en la Universidad de Clear Lake, o puede ser que el Seba que me dijo que la autopista iba a estar desocupada. Lo más probable es que haya sido una mezcla de todo.

Inicié el trayecto tranquila al ver que los autos avanzaban lento (más lento de lo normal), pero me duró poco la ilusión porque luego de unos minutos tuve que acelerar a 110 km/h. Si, ya sé que esa velocidad no suena "tan alarmante", ya he manejado a esa velocidad en Guatemala, incluso en Chile, pero no sé por qué aquí tiene un gusto a peligro. Creo que tiene que ver con estar metida en cinco carriles rodeada de autos gigantes que van a 130km/h acelerando y adelantando por la derecha o por la izquierda y pasando por nudos de nudos de autopistas una tras otra.

Otro factor importante es manejar a alta velocidad en un territorio desconocido, porque no se puede bajar de velocidad, tal como la película Speed. En mi mente repetía "no debo bajar de 50 millas" recordando a Sandra Bullock e imaginando por unos segundos que llevaba ese autobus lleno de pasajeros. La verdad es que no debía bajar de 60millas ni siquiera para pensar.
Aquí todo es en millas y las salidas las avisan a 13/4 de milla antes (¿?). Mientras tanto los rótulos uno tras otro "Ella Rd next Exit" "Yale Dr next exit" "35 north, right" "10 east, left" etc, etc. en segundos ya había llegado a otra salida y luego otra y otra y otra y otra... sin fin de rótulos... ¿¿dónde está la nuestra?? ¿¿cuánto faltará??

Vaya que tenía mi sistema de navegación portátil, también conocido como: "sebastiándíaz", porque él me dio las indicaciones de dónde cruzar. Con el sol en la frente, apenas veía dónde estaba el cruce, sudaba como no he sudado al manejar, ni siquiera en marzo a medio día en el Puerto de San José, esto muy distinto. No se puede describir de otra forma más que tensión y nervios.

Escuché que me decía mi navegador: "sigue en esta pista" y habían dos, más bien, vi dos ¿¿¿ésta???? ¿¿¿ccccuál??? ¿¿éesta??? o ¿¿¿éssstaaa??, no sabía hacia dónde ir... viré hacia la derecha y lo escuché decir: "vamos a chocar!", vi un muro al frente, el que dividía una pista de otra, y al mismo tiempo los autos a 130km/h no me dejaban pasar. Me metí como pude y logré ingresar en la pista incorrecta, pero pista al fin y al cabo, estábamos a salvo!

Luego agarré más confianza, empecé a escuchar la música que teníamos muy al fondo, sonaba apenas un teclado y un bajo murmuraba a lo lejos. Me imaginé estar en un gran baile sincronizado. Todos a la misma velocidad, todos con los mismos movimientos, si alguien se movía hacia la izquierda o derecha había que hacerlo "con gracia", "con estilo" de tal forma de no afectar la armonía de la pista. La diferencia es que al confundirse aquí no son los pies los que se dañan sino el auto en el mejor de los casos y la vida del piloto y los tripulantes en el peor. Regresé a mis cabales. No estaba en un baile, estaba manejando en Houston.

Respiraba profundo, veía hacia todos lados, avanzaba lo más rápido que me permitía el auto de enfrente, tomaba el timón con todas mis fuerzas, como si me hiciera más fácil el trayecto, como si el timón fuera mi Excálibur en una gran batalla. Mantenía mi vista al frente observando casi cada segundo los retrovisores, el sol ahora a mi derecha no me molestaba tanto, empezaba a caer la tarde; los autos encendían ya sus primeras luces.

Vi un rótulo que decía "Antoine Dr" y recordé que allí estaba nuestro destino, avancé hacia la derecha, y salí de la autopista. Luego de ver que el límite de velocidad bajaba a 35 millas respiré profundo: habíamos llegado.

Me desprendí del timón y me bajé con alivio. Fue una experiencia en sí misma, tanto para mí, como para mi navegador observarme. Aún así, creo que tendremos que hacer esto más seguido porque "debo" acostumbrarme a manejar en ellas. Viene en el paquete: Houston.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menos mal que dices que tienes que acostumbrarte, yo dirìa si lo puedo evitar mejor. Que horror!!! Felicitaciones por la valentìa.